En el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, el partido de Tres Arroyos se presenta como una tierra de contrastes: una ciudad cabecera con vida cultural activa y, a la vez, pequeños pueblos que mantienen el espíritu sereno de la vida rural. Entre ellos, Micaela Cascallares se destaca como un lugar donde el tiempo parece detenerse, con casonas antiguas, campos infinitos y una comunidad que vive al ritmo de la naturaleza.

Este rincón invita a desconectarse de la vorágine urbana, a caminar por calles tranquilas, a compartir charlas con vecinos en la plaza central y a redescubrir el valor de lo simple: el mate en la vereda, la comida casera, el silencio interrumpido por el canto de los pájaros.

Tres Arroyos: la ciudad cabecera como puerta de entrada

La ciudad de Tres Arroyos funciona como punto de partida para conocer sus localidades rurales. De raíces inmigrantes, especialmente danesas e italianas, conserva tradiciones que se manifiestan en la gastronomía, la arquitectura y las fiestas populares.

El Museo Mulazzi, la Plaza San Martín con su catedral y la variedad de cafés y restaurantes la convierten en un lugar ideal para comenzar el recorrido.

Desde aquí, tomar rumbo hacia Micaela Cascallares es abrirse a un paisaje de llanuras que reflejan la esencia de la pampa húmeda, con sembrados de trigo, girasol y maíz que pintan los campos con colores cambiantes según la estación.

Micaela Cascallares: un pueblo con nombre propio

Fundado en el siglo XIX como estación de ferrocarril, Micaela Cascallares debe su nombre a la esposa de un antiguo propietario de las tierras. La llegada del tren marcó su desarrollo inicial, y aunque con el paso del tiempo perdió protagonismo, el pueblo conserva esa impronta ferroviaria en su antigua estación, hoy reconvertida en espacio de encuentro comunitario.

Caminar por sus calles de tierra es encontrarse con casonas de principios del siglo XX, galpones rurales y pulperías que evocan épocas pasadas.

La iglesia local y la plaza son los puntos de referencia para los vecinos, donde se organizan celebraciones patronales, ferias de artesanos y peñas folklóricas.

El pulso de la vida rural

Lo que atrae a quienes visitan Micaela Cascallares no son grandes monumentos ni centros comerciales, sino la posibilidad de experimentar la vida de campo en su estado más puro. Los visitantes pueden hospedarse en estancias o casas de campo que abren sus puertas al turismo rural, ofreciendo cabalgatas, paseos en sulky, caminatas entre sembrados o visitas a corrales de ganado.

La gastronomía acompaña la experiencia con sabores auténticos: asados al aire libre, chacinados artesanales, dulces caseros y pan recién horneado.
Todo con ese toque especial que solo se encuentra en el interior bonaerense, donde la comida se comparte sin apuro y alrededor de largas sobremesas.

Naturaleza y aire libre

Los alrededores del pueblo invitan a recorrer caminos rurales en bicicleta o en auto, descubriendo paisajes de llanura abiertos y serenos. Al amanecer y al atardecer, el cielo ofrece postales únicas, con tonalidades que van del naranja al violeta, reflejadas sobre campos interminables.

En temporada, las fiestas rurales reúnen a familias de la región y visitantes, con jineteadas, destrezas criollas y bailes populares que mantienen viva la tradición gauchesca.

Cómo llegar a Micaela Cascallares

Desde la ciudad de Buenos Aires, la ruta más directa es tomar la Autovía 2 hasta Azul y luego continuar por la Ruta Nacional 3 hacia el sur. Tres Arroyos se encuentra a unos 490 kilómetros de la Capital Federal. Desde allí, Micaela Cascallares está a solo 30 kilómetros hacia el oeste por caminos provinciales y rurales.

Otra alternativa es llegar en ómnibus de larga distancia hasta Tres Arroyos, que cuenta con una terminal bien conectada con distintas ciudades bonaerenses y patagónicas. Desde la ciudad cabecera, un traslado en vehículo particular o remis permite acceder fácilmente al pueblo.

Un destino para quienes buscan calma

Micaela Cascallares y la región de Tres Arroyos son ideales para quienes desean escapar del turismo masivo y encontrar un refugio de calma, donde la hospitalidad de los pobladores y la vida de campo se convierten en el mayor atractivo. Es un destino que combina la historia de los pueblos ferroviarios con la vigencia de las tradiciones rurales, ofreciendo una experiencia auténtica en pleno corazón bonaerense.

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Publicado el 17/11/2025.